Recuerdo
que ese día todo me había salido mal. Estaba sudando, estaba angustiado. Estaba
totalmente contrariado por lo que había pasado. Corría por las calles de mi
barrio sin parar, como huyendo de alguien, o de algo. Mi respiración se había
tornado agitada, y mis piernas, se empezaban a acalambrar. Pero algo, impedía
detenerme.
Mis
manos, empapadas de sangre, al igual que mi uniforme de trabajo, eran solo el
amargo espejo retrovisor a todo lo que había hecho una hora antes; Sonaban las
sirenas por todos lados, yo, en el suelo, ´podía sentir el calor de la sangre
recorriendo mis brazos. La gente me rodeaba, y podía escuchar a todos exclamar
<<Sigue vivo, no puedo creerlo. >>.
Mi cabeza estaba a punto de
explotar.
De repente, escuche balazos
detrás de mí; Solo pude voltear para ver quien era aquel hombre (o hombres) que
me perseguían. Me sentía acorralado, puesto que no tenía lugar a donde ir, e inconscientemente,
me estaba dirigiendo a un callejón sin salida, por dramático que sonase.
Y volvía a mirar mis manos, y a
recordar lo sucedido; como la tome del cuello, la zangoloteé, la estrangule.
Como asesine a mi madre, como tome el cuchillo y la atravesé, como pude
atreverme a atravesar ese vientre que solo 25 años antes me había guardado…era
un total, y completo estúpido.
Pero todo, todo tiene una causa.
Ese día mi esposa no me preparó el desayuno. La noche anterior no tuvimos sexo,
y mucho menos una felación. Ni si quiera nos besamos. Ella apestaba a otro
hombre—Al hombre que me perseguía a balazos.
Mi madre, por el otro lado, había
sido amante del asesino de mi padre. Y no lo supe hasta que leí su diario, que
casualmente estaba abierto, en el comedor de la casa de mi mamá. Se que no debí
haberlo leído, puesto que es bien sabido que el que busca, encuentra. Eso me
constato esa mañana.
No pude creer, incluso me costó
trabajo hacerlo, que mi madre, la quien juro bajo un altar amar a mi padre
hasta la muerte, amarlo y no caer en la lujuria y adulterio; había sido parte
de los infinitos romances de este asesino, responsable, como lo he dicho antes,
de la muerte de mi padre. Había también sido parte, de aquel congreso y mafia,
encargados de asesinar a todas las familias Waterhouse ( que eran muchos
abogados), pues hace mucho tiempo, por conflictos legales, acabo su “amistosa”
relación.
Tomé el cuchillo, me dirigí a la
recamara de mamá, y atravesé su gallote con el cuchillo. Nunca antes había
sentido el filo tan efectivo. Entonces, fui a mi cuarto, aún con el cuchillo en
la mano, y encontré a mi esposa, haciendo algo, que nunca me iba a perdonar.
OcJaimes
No hay comentarios:
Publicar un comentario