Me quede mirándola, más de un
minuto, me quede a verla morir. El
sonido que causaron los policías recuperándose del golpe, me despertó de mi
trance, y de inmediato me apuntaron con sus revolvers cargados.
Ya no sabía que más hacer. Me
quedé hipnotizado, y hasta hubiera jurado que esos diez segundos antes de que
me dispararan se congelaron. De repente sentí la bala atravesando mi espinilla,
sentí el hierro frío tocando mi blanca carne, y caí. Puedo recordar que me
arrastré por el suelo, dejándolo manchado de sangre, tratando de escapar de la
autoridad.
Pero mi mente se trasladó a lo
que había vivido tan solo unos minutos antes, y me levanté. Empuñé mi cuchillo,
los mire persiguiéndome y corrí hacia los ventanales de mi departamento. Era un
edificio alto, de por lo menos 4 pisos, y yo vivía en el último.
El cristal se destrozó, y yo salí
“volando” de aquel edificio. Me dejé caer, cerré mis ojos. Es la caída más
lenta que jamás he vivido, pero también la más dolorosa. Caí extrañamente de
espaldas, y me aturdí un momento. Escuchaba con perfección los latidos de mi
corazón, mi vista se había distorsionado un poco, y mi espalda me empezó a
arder.
Un grupo de gente me rodeó, y
estaba atónita, pues era casi imposible que yo siguiera vivo después de tan larga caída. Escuche dos
tiros de pistola, y me levanté de inmediato. Con las pocas energías que me
quedaban, corrí, y corrí, y recordé quienes eran los sujetos que me perseguían.
Y hemos llegado a la parte en
donde comenzamos, ¿lo recuerdan?
Volteaba muy seguido, y no dejaba
de ver a los policías. Mi espalda, mis brazos, y partes faciales mías estaban
cortados por los vidrios de la ventana, mi pierna estaba herida y estaba muy
dolido de la espalda, sin embargo, a pesar de todos mis dolores, no me pegó
ningún tiro. Cual gacela en peligro, saltaba todos los obstáculos que
estorbaran en mi escape. Cual felino en caza, corría lo más veloz que mis
piernas permitiesen.
No encontraba sitio para
ocultarme, así que debía de pensar otras alternativas. En mi condado, el
turismo era una de las actividades que servían como enriquecedoras para el PIB.
Había una cascada, alta, hermosa,
como salida de un cuento de hadas; de esas que parecían un puente dimensional;
se llamaba la Estancada, pues llevaba muy poca agua, muchas rocas, y era la
desembocadura de un río no muy grande.
La miré de reojo mientras saltaba
un auto, escuche el ruido del agua caer, y de inmediato me dirigí hacia allá.
Ya estaba muy cansado de haber corrido tanto en tan poco tiempo y herido de esa
manera, así que decidí terminar de una vez por todas con la persecución, o con
mi vida. Alcancé a oír a uno de los
oficiales “No saltará”. Me reí, volteé a verlos, les mostré mi dedo medio, y me
clavé en la cascada de más de 20 metros de alto. Sentí la brisa, y el aire en mi rostro.
Y me deje caer, en una cascada,
una cascada que podría ser mi asesina o mi aliada.
Espero les haya gustado el Capíulo 1, dejandolo en suspenso. Esperen pronto el capítulo 2. Quiero dejar en claro que esta es la primera parte del libro "El Consejo Asesino:Cuando la copa esta llena", esta pare se llama "El Agónico paso al mal de Thomas Waterhouse"
ResponderEliminarOcJaimes